Curazao y el Escorbuto

09 Sep 2020

Curazao y el Escorbuto

Listado en Mitos y Mariner@s

 

Uno de los males que más muertes ha provocado en el mundo del mar fue el temido Escorbuto, que diezmó tripulaciones en travesías transoceánicas durante siglos hasta que se descubrió su verdadera causa.

 

Denominada en ocasiones como la “Plaga del mar” o la “Enfermedad de la Nostalgia”, por los meses que los marineros se encontraban lejos de su hogar, el Escorbuto no solo degradaba físicamente, sino que también afectaba su comportamiento, provocando alucinaciones que les hacían ver desde monstruos marinos hasta incitantes Sirenas. Además, acentuaba al máximo los sentidos, exacerbando el tacto con los tejidos o el olfato ante los olores, hasta el punto que al llegar a tierra podía suceder que el aroma de una simple flor llegara a ser insoportable.

Hoy en día sabemos que el Escorbuto, del antiguo escandinavo “scorbruck” (hinchazones ulceradas) es una enfermedad producida por falta de fruta y vegetales frescos y en concreto de ácido ascórbico o vitamina C, pero existían muy diversas opiniones, como la consensuada entre los balleneros de culpar a la dieta de pescado y vino.

Durante siglos el Escorbuto fue temido por su virulencia y la capacidad de arrasar tripulaciones sin causa aparente, hasta el punto de que en el caso de aparecer a bordo ya se consideraba aceptable que la mitad de la tripulación pereciera. De hecho, según los registros navales de diferentes países se cree que más de 2 millones de marineros murieron solo entre el año 1.400 y el 1.800 a causa del Escorbuto. Seguramente más que por ahogamiento.

El Escorbuto es también responsable del nombre de la “Milagrosa” isla Curazao, en el mar de las Antillas, donde una expedición española abandonó a un grupo de marineros a punto de morir por la enfermedad, encontrándolos a su vuelta hacia Europa totalmente curados, seguramente por su cambio de dieta y bautizando desde entonces la isla como Curazao (curación).

¿No sería ideal que nos recetaran una visita para navegar en sus aguas y curar nuestros males?

Por Ricardo Masabeu

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