SIRENAS Y TRITONES

29 Mar 2020

SIRENAS Y TRITONES

Listado en Mitos y Mariner@s

 

Uno de los mitos que más se ha reinterpretado en la mayoría de civilizaciones ha sido sin  duda el de las Sirenas, cuyo poder para atraer a los marineros hacia la perdición solo ha sido superado por unos pocos elegidos en la memoria colectiva.

Las Sirenas y sus homólogos masculinos, los Tritones, son unas criaturas mitológicas que han existido en muy diversas culturas  y de muy diferentes formas, siempre con el elemento en común de que su hábitat natural es el agua y no solo en mar abierto sino también en algunos lagos. De hecho, las primeras noticias de la tradición escrita aparecen alrededor del año 1.000 A.C. en Asiria.
Con muy diferentes nombres, estas Sirenas eran inicialmente criaturas mitad mujer y mitad animal, aunque con el pasar de los siglos se acabaron considerando definitivamente como mitad mujer, u hombre, hasta la cintura y cola de pescado en vez de piernas. Su objetivo era atraer a los incautos marineros con sus hipnóticos cantos que las verían como irresistibles doncellas ante las que estos olvidarían su hogar y su familia, para escuchar la voz de ellas y quedarse para siempre en el profundo mar.
En la más divulgada mitología griega se sitúa a las Sirenas como compañeras de Perséfone, hija de Zeus, las cuales no pudieron evitar que fuera raptada por Hades, siendo por ello castigadas por la diosa Deméter a transformarse en criaturas monstruosas que se dedicaban a acumular los huesos de los marineros muertos por sus cantos en la isla de Artemisa.
Para entender la popularidad actual, debemos remontarnos a la Odisea de Homero, tan referenciada y recreada en películas, en la que el héroe Ulises se hace atar al mástil de su embarcación y tapar las orejas de sus marineros con cera para resistir su llamada y poder escapar con vida de su hechizo. Esta atrevida fuga llevó a la muerte a la Sirena Parténope que fue enterrada en una costa en la que se construyó un templo, alrededor del cual se formó la actual ciudad italiana de Nápoles. ¿Un lugar interesante para navegar en nuestra próxima travesía, no?

Por Ricardo Masabeu

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