¿Qué mira el mascarón?

16 Jun 2020

¿Qué mira el mascarón?

Listado en Mitos y Mariner@s

 

Todos tenemos en mente imágenes de barcos piratas con una atractiva sirena o incluso un dios Poseidón  coronando la proa a modo de protección, pero pocos tienen idea de su origen y de su verdadero poder.

La antigua costumbre de montar en lo alto del tajamar de las proas de los grandes barcos, ya fueran piratas, galeones o cañoneros, tan difundida entre los siglos XVI al XIX, tiene sin embargo varios miles de años de tradición marina, siempre relacionada con la protección del barco y sus tripulantes, tanto a nivel humano como divino.
Podemos encontrar ejemplos desde incluso antes de la época de los egipcios, que ya tenían la costumbre de flanquear la proa con los ojos de Orus, como símbolo del dios solar, protector y purificador, que habían de servir de talismán ante la constante incertidumbre que supone navegar en el mar.
El origen de las estatuas talladas en las proas de las embarcaciones debemos buscarlo en la Grecia Arcáica, sobre el siglo VII AC, en la que se mantenía la antigua costumbre de pedir protección a los dioses y en especial a Poseidón, sacrificando en la botadura del barco animales negros, que después pasaron a ser solo aquellos que tuvieran cuernos. Con la sangre se rociaba la proa y además se reproducía las cabezas de los mismos, primero a bordo y más adelante como mascarón sobre el tajamar.
Cuentan la historia que en contadas ocasiones, también se llegaba a sacrificar algún prisionero especial, poniéndolo debajo de la quilla durante la bajada de la rampa.
Con el tiempo se adoptaron las más variadas formas de mascarón, desde animales totémicos y deidades marinas a las de ámbito religioso o de índole más mundana, hasta que se fue perdiendo la costumbre para convertirse en una tradición en peligro de extinción.
Un aspecto importante es que existía la costumbre de que si el mascarón fallaba en su misión de proteger al barco de la furia de los dioses del mar y naufragaba, se debía cortar la cabeza para que no volviera a ser utilizado.
¿Quién nos protegerá si aún no tenemos mascarón en nuestra embarcación?

Por Ricardo Masabeu

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