En pleno periodo de celebración de la primera expedición que dio la vuelta al mundo de la historia, comenzada por Magallanes y terminada por Elcano, vale la pena recordar que cumplió con muchos más objetivos de los previstos inicialmente, a pesar de lo aciago de sus aventuras.
El desarrollo actual de la humanidad debe mucho al navegante Fernando de Magallanes, un portugués visionario y despreciado por el rey luso Manuel I que con el apoyo de la corona española del joven Carlos I partió en septiembre de 1519 de Sanlúcar de Barrameda con cinco naves y 285 hombres para encontrar una nueva ruta por el oeste con la que llegar a las Islas de las Especias o islas Molucas, en Indonesia, que inicialmente también era lo que pretendía Cristóbal Colón cuando tropezó con el continente americano.
Si bien el objetivo de abrir una nueva ruta de las especias fue alcanzado, no podemos olvidar que fue a cambio de muchos sufrimientos y vidas, puesto que tres años después únicamente volvió a Sanlúcar una de las naves, cargada de especias pero con solo 18 supervivientes.
Curiosamente, a pesar de que mucha gente cree que Magallanes fue el primero en realizar la circunnavegación del mundo, en realidad el portugués murió en una absurda batalla contra los guerreros del cacique Lapu Lapu de la isla filipina de Mactán, no sin antes haber descubierto en Sudamérica el importante y estrecho paso del Atlántico al Pacífico, que ahora lleva su nombre.
Inmersa en un sinfín de continuas desgracias, la expedición aún tuvo que sufrir el que, tras llegar a Filipinas, el rey de Cebú asesinara a todos los capitanes y oficiales de la armada en un traicionero banquete, quedando a partir de entonces el capitán vasco Juan Sebastián Elcano como nuevo comandante de la expedición y, fue bajo su mando, que navegaron hasta el destino que ambicionaba Magallanes: las Islas de las Especias o islas Molucas, a donde llegaron en noviembre de 1521.
Una vez alcanzado su objetivo, cargaron las dos naves de especias dirigiendo una de ellas nuevamente por la ruta Este, que fue detenida por naves portuguesas, mientras que la Nao Victoria, que mandaba Elcano, optó por la conocida ruta de Sudáfrica, superando el Cabo de Buena Esperanza hasta llegar a España, perseguido insistentemente por los portugueses.
Los resultados de esta gran gesta tampoco se pueden criticar mucho. Después de todo ¿Quién no ha salido alguna vez de compras y ha vuelto a casa con todo menos lo que había ido expresamente a buscar?
*Por R. Masabeu