Reducir el consumo

01 Oct 2018

Reducir el consumo

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Aunque los motores cada vez consumen menos, también es posible reducir el consumo de nuestra semirrígida siguiendo una serie de sencillas normas, que también nos permitirán aumentar nuestra autonomía.

Optimizar al máximo la gasolina que llevamos a bordo para consumir el mínimo posible resulta imprescindible para que el coste de nuestras navegaciones se reduzca al máximo y podamos navegar más millas por menos dinero. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la decisión de reducir al máximo nuestro consumo debe venir no solo de pura lógica económica o del aumento de nuestra autonomía de navegación, si no también de conceptos mucho más altruistas como pueden ser los ecológicos, que afectan a aspectos como las emisiones contaminantes.

Con medidas muy simples y una buena previsión, podemos reducir los consumos de manera realmente sustancial, sin que ello tenga que afectar excesivamente al disfrute de una navegación en cierta medida deportiva.
Evidentemente, cuanto más esfuerzo exigimos al motor, más combustible gastaremos, pero se puede navegar sin problemas manteniendo un término medio entre prestaciones y consumo

Las recomendaciones

Mantener el casco limpio
La norma básica se basa en tener en cuenta que una superficie totalmente limpia ofrece menos resistencia al rozamiento del agua que una sucia, por lo que es necesario evitar que el casco de nuestra embarcación, ya sea neumática o semirrígida, se ensucie con algas o incluso con el temido “caracolillo”, para que no suponga un importante freno al deslizamiento en el agua.
En el caso de llevar el casco sucio, esta resistencia al avance obligará al motor a trabajar a un régimen más alto para mantener una velocidad similar a la que alcanzamos con el casco limpio, lo que supondrá, por supuesto, un aumento de consumo, por lo que se hace imprescindible revisar periódicamente su estado y limpiar los fondos, sin olvidar las hélices, para que estén siempre sin sedimentos.
No olvidemos que si mantenemos nuestra semirrígida en el agua más de una semana, es muy probable que tengamos adheridos restos de algas y caracolillo, por lo que en ese caso es más que recomendable aplicar previamente una capa de pintura antifouling.
Si con la embarcación fondeada los flotadores tocan parcialmente el agua, también resulta útil pintarla parte que se sumerge con un antifouling específico para flotadores, preferiblemente en capas finas.


Con el motor a punto
Como es de suponer, un motor en perfecto estado consume menos que uno al que no se ha realizado un buen mantenimiento, por lo que tenerlo a punto siempre redundará en un ajuste de los consumos.
Un motor en mal estado aumenta el consumo significativamente respecto a los parámetros indicados por el fabricante para un modelo nuevo, por lo que es muy recomendable que antes de empezar la temporada o especialmente con un buen margen de tiempo antes de iniciar nuestra temporada de navegación, revisemos en primer lugar si todo va correctamente, desde el ruido del motor, hasta pequeñas pérdidas o manchas, pasando por su respuesta a los cambios de régimen, la emisión de humos excesivos o que alcance las velocidades precisas. También controlaremos los niveles de aceite de motor y transmisión, así como la limpieza de los filtros.


A bordo solo lo preciso
A pesar de llevar una semirrígida pequeña, es frecuente que acabemos llevando a bordo más carga de lo que sería recomendable, desde el obligatorio equipo de seguridad hasta equipaje o diversos accesorios para pesca o buceo, entre otros.
En este aspecto existen unos parámetros invariables para la navegación respecto a la carga que llevamos a bordo, como que a mayor carga, más resistencia al avance, mayor r.p.m. para mantener la misma velocidad y, por lo tanto, mayor consumo.
Hemos de evitar el convertir nuestro barco en un almacén, llevando a bordo solo lo imprescindible sin olvidar, por supuesto, todo el material obligatorio y de seguridad. En cuanto a los pasajeros, a mayor número más peso y consumo, por lo que, sin querer separar a las familias, cuando invitemos a navegar a los amigos, es mejor espaciarlos en grupos pequeños diferentes días. Navegaremos más cómodamente, más rápido y con menos gasto.


Frenos aerodinámicos
Debemos ser conscientes de que cualquier elemento que sobresale de las líneas de cubierta produce un freno aerodinámico muy importante, que limita las prestaciones y obliga al motor a generar más energía para conseguir el mismo rendimiento y por lo tanto a consumir más combustible.
Por ejemplo, a pesar de la gran utilidad de los toldos plegables y T-tops que nos protegen del sol durante el verano, debemos tener en cuenta que cuando están abiertos producen muchas turbulencias y, desde luego, reducen notablemente los rendimientos de nuestra embarcación en varios nudos, según el caso. Para minimizar el efecto que producen elementos como toldos textiles ya sean fijos o plegables, debemos reducir al máximo la superficie expuesta al viento que pueda generar turbulencias, por ejemplo abatiendo las toldillas plegables o, si no es posible, doblándolas perfectamente para que ocupen lo mínimo. Si llevamos algún tipo de “bimini” o “titop” de estructura tubular, tensaremos al máximo el tejido, para que no haga bolsa.

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Frenos hidrodinámicos
Como norma básica, tendremos en cuenta que cualquier elemento que esté en contacto con el agua, produce una resistencia al avance que supone de nuevo un aumento de consumo. Este efecto será especialmente notable cuando practiquemos deportes de arrastre, al poner en nuestra popa elementos  como arrastrables, wakes o esquís. Por esa razón es necesario que en cuanto acabemos la actividad los subamos y estibemos de forma segura a bordo.
También recogeremos las defensas que pueden llegar a tocar el agua y que, además, quedan de lo más “dominguero” cuando ves a un barco navegar con las defensas puestas. Otro detalle importante es no olvidarse de subir a bordo la escalera de baño, que frena bastante por la popa y que generalmente el último en subir a bordo después del baño siempre se olvida de recoger.


El mejor asentamiento
Cada semirrígida  deberá navegar con un tipo de asentamiento, o trimado, dependiendo del diseño de carena, la carga de a bordo, la velocidad y el estado del mar.
El trimado del barco se puede regular con el botón del “trim” o con la varilla del transom en los fuerabordas manuales, además de mediante el desplazamiento de los pesos de a bordo en los que no disponen de ninguno de los dos elementos. En teoría, cuanta más cantidad de casco esté bajo el agua, más fricción producirá y por lo tanto mayor consumo. 
En las carenas de planeo lo ideal sería conseguir que con mar plana y en régimen de crucero alto solo se encuentre un máximo de 2/3 partes de la eslora del casco bajo el agua. A partir de ahí, la elevación de la proa dependerá del estado de la mar, de la dirección del viento y de la velocidad que queramos mantener. Al final se trata de buscar para el asentamiento de cada embarcación un compromiso entre el consumo, que en algunos barcos se indica en el panel de electrónica, y el conseguir una navegación lo más confortable posible para el estado de la mar.


No correr de más
De forma general, la velocidad de cada embarcación dependerá del tipo de carena, de la actividad que vamos a desarrollar y del estado de la mar, pero sobre todo de la experiencia y gustos de cada patrón.
Lo más aconsejable para mantener el consumo en cotas aceptables es navegar a un régimen de crucero lo más confortable posible para cada ocasión y evitar cambios bruscos de régimen o velocidades inadecuadas.
Por ejemplo, las salidas gas a fondo consumen una barbaridad, por lo que es mejor planear progresivamente, a menos que arrastremos un wake o similar, que nos exigirá algo más de energía en la salida. También exige un gran consumo el navegar en preplaneo, es decir, al régimen en el que la proa no acaba de “bajar” y notamos ese salto en la velocidad. En este caso es mejor bajar hasta el ralentí o subir rápidamente a un claro planeo.
*Afac

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